Antecedentes investigativos
A finales del siglo XVIII el médico, quien elaboraba el diagnóstico basándose en los signos y síntomas del paciente, consideró que el estudio de los líquidos provenientes del interior del organismo, como la orina, reflejarían de alguna manera el estado de sus pacientes; de igual forma razonó que cuando un paciente manifestaba externamente un aumento de temperatura, un aumento o descenso en su pulso o presión arterial, dolor o un sin número de manifestaciones, éstas debían ser precedidas por cambios bioquímicos en su organismo, los cuales estaban fuera de su capacidad observadora.
En 1791, el médico y químico francés Antoine Francois Four Croy propone por primera vez la idea de establecer laboratorios en los hospitales, y en ellos someter a análisis químico las excreciones, la orina y las "descargas" de los enfermos, con objeto de investigar la naturaleza de las enfermedades.
En esa época se crearon varios laboratorios en hospitales universitarios de Würzburg, Viena y Berlín.
Reinhold demostró avances en este campo al describir un laboratorio, el del Hospital General de Pensilvania, en 1926, compuesto por 3 bioquímicos y un técnico, que atendía alrededor de 2500 pacientes y realizaba unos 1000 análisis al mes. Los resultados se entregaban entre 4 y 24 horas (Deschamps-Lago et.al., 2020).
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El laboratorio clínico es una herramienta para que el médico realice un diagnóstico, pronóstico, selección del tratamiento y manejo a largo plazo de una enfermedad. La selección apropiada y la interpretación correcta de una prueba de laboratorio clínico son, frecuentemente, cruciales en el cuidado de un paciente. (Scott y cols.,2007).
Los datos de laboratorio son parte integral en la atención del paciente. Afectan al 70% el diagnóstico médico. (Sánchez et al.,2011).
Toda la información diagnóstica que el laboratorio puede proporcionar depende de la calidad de la muestra recibida, la cual es recolectada en la fase pre-analítica.
De acuerdo con normas establecidas a nivel mundial y en América Latina, la Organización Internacional de Normalización (ISO) en su norma ISO 151819:2022, define a los errores de laboratorio clínico como el fracaso de una acción planificada, por cuanto no se cumple los aspectos más importantes de acuerdo a lo que establece esta regla o como estaba previsto, de allí que se enfatiza en el uso de un plan equivocado para la consecución de un propósito, que ocurre en cualquier parte del proceso del laboratorio clínico, desde la petición de las determinaciones hasta la emisión de los resultados correspondientes y su adecuada interpretación y acciones consecuentes. (Schneider et al., 2017).
La fase preanalítica es un proceso que inicia en orden cronológico desde la solicitud del médico e incluye la solicitud del examen, preparación e identificación del paciente, recolección de la muestra primaria y transporte hacia dentro del laboratorio. (InDRE, 2020). Esta fase, corresponde desde el momento en que el médico tratante identifica al paciente con algún diagnóstico que requiere la toma de muestra para la confirmación del mismo. Por lo tanto, es importante conocer las especificaciones de muestreo descritas en los Manuales de Vigilancia Epidemiológica. Al conocer el contenido de estos y su concordancia con los Lineamientos de vigilancia por laboratorio se tendrá la certeza de la petición analítica a realizar y la preparación del paciente en caso de que se requiera. Con dicho sustento, se continúa con la toma de muestra, las condiciones de envío que implican especificaciones de temperatura y embalaje para su transporte y entrega en el laboratorio de procesamiento. Esta fase termina con la evaluación de la calidad de la muestra recibida en el laboratorio que la procesará, en caso de ser rechazada, el laboratorio está obligado a expedir el documento que lo sustenta. Esta fase del procesamiento diagnóstico es susceptible de error humano y por lo tanto, es importante destacar la relevancia de conocer las especificaciones requeridas en este procedimiento. (Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud. 2020).
Históricamente, los eventos adversos de laboratorio han sido clasificados tanto por su causa, fase de la prueba en el que se presenta, responsabilidad e impacto en el paciente. (Angüiano-Sánchez et al. 2011). En la gestión de la calidad total la fase preanalítica constituye una gran carga de errores en el laboratorio y no han sido ampliamente estudiada en algunas áreas, en un estudio reciente los errores de la fase preanalítica representaron el 57% del total de errores (815/1430) y confirmaron que del Sistema de Gestión de la Calidad (SGC) la fase preanalítica es un componente esencial para mantener la calidad y reducir los errores en el laboratorio (Citado por Sciacovelli et al., 2019).
Las indicaciones pertinentes al proceso de una toma de muestra biológica, al igual que el rechazo o aceptación de esta, y su manejo está a cargo del técnico analista que realizara el examen, mientras que el proceso de recolección de la muestra no siempre se realiza bajo el control directo del laboratorio clínico.
Al obtener una muestra hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Debe obtenerse de preferencia antes de la terapia antimicrobiana, en caso de estar en un tratamiento ya, la muestra se obtendrá justo antes de la administración de la dosis del antimicrobiano, o tras 48 horas de finalizado el tratamiento.
- La muestra se debe tomar del sitio donde haya mejor posibilidad de encontrar.
- Se debe asegurar que no exista contaminación externa.
- Recoger la muestra en el estadio de la enfermedad adecuado.
- Emplear material estéril para la recolección.
- El medio de transporte.
- Los viales, tubos o frascos donde se colocan las muestras deben ser estériles con tapón hermético.
(Soto. 2021).
Estos aspectos son importantes debido a que actúan como factores intervienen en la recolección de la muestra de materia fecal y orina, entre otras solicitadas en un laboratorio de bacteriología.
Al documentar la frecuencia e identificación de errores en el proceso preanalítico en laboratorios clínicos, la mayoría de las desviaciones encontradas se dieron en esta fase; la mala identificación del paciente fue la principal fuente de error (Sánchez et.all, 2011), se evidenció la ocurrencia en un rango de frecuencia muy variable desde 0,008% hasta el 70%, donde el llenado de los datos, la identificación de la muestra y la calidad de la misma (insuficiente, recipiente, inadecuado, mal almacenadas, contaminadas, coagulada, tubo roto, hemolizada, extraviada, paciente equivocado, vacía, condiciones de transporte y embalaje deficientes), son los errores más frecuentes en los procesos preanalíticos de laboratorios clínicos. Una difusión y aplicación insuficientes de las guías y recomendaciones existentes, también se informa como variable para dar lugar a varios errores en el procedimiento de recolección de muestras (Alaví y col. 2020). Al igual que se destaca el nivel de educación, la preparación y certificación del técnico (Mera & Lino, 2022). Un estudio encontró que 74% de las desviaciones no tenía ningún efecto en los pacientes, pero 19.6% ocasionó la solicitud de nuevos estudios y 6.4% afectó la terapia del paciente (Plebani M, Carraro P. 1997). A diferencia de esto, distintos estudios afirman que algún efecto adverso en la fase preanalítica generara alguna modificación en el manejo y pronóstico del paciente.